Las prendas de las muñecas de trapo
Vistosas, con trenzas de estambre y con faldas bordadas, a veces con botones o con listones de colores vivos, las muñecas de trapo son, de las artesanías mexicanas, las que que más adornan las casas de los extranjeros (y gente local) que las compran.
Con materiales burdos o sobrantes de tela, y diversos diseños y texturas, estas pequeñas se transforman en obras simples de gran belleza; son admiradas en todo el mundo. De hecho, es el típico regalo de último minuto que llevan a casa las mujeres a sus hijas, o a sus nietas o sobrinas.
La muñeca de trapo es conocida como "María". Todas se llaman así y nadie sabe porqué. Tal vez porque es el nombre de la virgen. Pero la tradición de las muñecas viene de muy antiguo, de la época prehispánica, cuando las niñas de Teotihuacán imitaban a sus madres cargando a sus bebés de trapo: unas muñecas de arcilla con miembros articulados a las que vestían con pequeños huipiles.
Esa tradición nunca se interrumpió. Para las pequeñas era una preparación para la crianza, un espejo de lo que luego harían con sus hijos en su vida adulta. En la colonia, y hasta el siglo XIX, las muñecas hechas a mano continuaron en varias zonas indígneas de Oaxaca, Chiapas, Jalisco, Querétaro y Michoacán, combinando diferentes materiales de tela y cerámica.
Lo que no variaba eran los colores vivos y tradicionales. la muñeca de trapo no sólo era un juguete, sino una expresión artística, el arte de crear con telas y listones y algo de ingenio. Así, la muñeca de trapo se vestía sin disimulo para encender con colores chillantes los trajes típicos de las regiones más autóctonas del país.
Por lo regular, las muñecas miden de 3 a 45 cm, pero la que más se vende es la de 14 cm, que se lleva, más o menos, media hora de trabajo artesanal. Antes se hacían con aguja e hilo y le daban volumen con guata, o con lo hubiera a la mano, como pedazos de tela, listón y un poco de pintura.
Ahora se fabrican a partir de un molde que da forma al cuerpo hecho con popelina, cosido a mano, y que se rellena con borra. Para que puedan tener movimiento se anudan las extremidades. Luego se viste con tela de cambaya y un encaje hecho a mano. Para terminar, le pegan boca, nariz y cejas con terciopelo. El cabello es de estambre entretejido con listones. Algunas indígenas otomíes emplean algodón y hasta materiales ecológicos para crear sensación de suavidad.
Hoy se habla que hay familias enteras que se ocupan de preservar esta tradición. De hecho, en el municipio de Amealco, donde se ubica la mayor población indígena del estado de Querétaro, viven numerosas comunidades otomíes, aunque también en el semidesierto circundante.
Las muñecas de trapo se pueden encontrar en tiendas artesanales, en el Aeropuerto Intercontinental de Querétaro (AIQ), la Terminal de Autobuses y algunos hoteles de ese estado, o en el mercado; o bien vendidas directamente por mujeres otomíes que circulan por el Centro Histórico.
Hace unos años, precisamente en Amealco, surgió la inquietud de obtener la denominación de origen para la muñeca de trapo otomí; sin embargo, los postulantes vieron con tristeza que dicha denominación sería muy complicada de obtener, porque la tela con la que se fabrica "puede ser producida en cualquier lugar". En fin, la muñeca de trapo evoluciona y ahora hasta hay personajes dela cultura mexicana en formato muñeco, como los pintores Frida Kahlo y Diego Rivera, entre algunos otros.
Edición 2016-2017
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Volumen : IX
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Fecha : Octubre, 2016
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