El espectáculo de la Monarca
La odisea de un insecto prendido de luz.
La mariposa monarca hace un largo viaje para pasar el invierno en los estados de Michoacán y el Estado de México, y encontrar mejores condiciones para reproducirse, emprender el vuelo de regreso a Canadá y a los Estados Unidos y completar una serie de ciclos (cuatro días como huevo –las hembras de estos lepidópteros ponen alrededor de 300 ó 400 huevos-; dos semanas como oruga, 10 más como crisálidas, y lo increíble, 90 días como mariposa).
Son extraordinarios agentes polinizadores y cuentan como factores ecológicos en los espacios circundantes que ocupan durante su largo traslado de un punto a otro. Por cierto, ellas no tienen problema con la migración, ni con los muros, y viajan sin problema por los territorios de los países del Acuerdo de Libre Comercio. En las rutas migratorias, hay otras monarcas que habitan entre el Océano Atlántico y los Grandes Lagos y cruzan sin descanso, o con algunos respiros, por los estados de Carolina y Florida y llegan a su meta en la Isla de Cuba.
Las que llegan al país vienen de la zona ubicada entre las Rocallosas y los Grandes Lagos, descienden por la Sierra Madre Oriental, entran al Altiplano por las montañas más bajas y se posan en grandes conglomerados que pintan el horizonte boscoso de negro y naranja oscuro. Prefieren, ya en casa, a los estados de México y Michoacán.
Las que llegan se cortejan de inmediato y se reproducen. Con los ejemplares adultos nace la generación que volará en marzo hacia Estados Unidos y Canadá; ninguna de ellas regresará a México, pues su ciclo de vida no alcanza para repetir el viaje, aunque su longevidad es impresionante, ya que otras mariposas apenas viven 24 días, mientras las Monarca puede vivir hasta 9 meses.
Entre los meses de noviembre y marzo es posible maravillarse con las millones de mariposas anaranjadas que recorrieron más de 8,000 kilómetros (desde el sur de Canadá y norte de Estados Unidos) mientras cubren y dan vida y movimiento a los árboles de oyamel, pino y cedro.
Posadas en ellos hibernan en por lo menos cinco santuarios ubicados en la Reserva de la Biósfera (la cual lleva su nombre y que, por cierto, es Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO). Ese espacio está integrado por más de 16,100 hectáreas que comprenden los municipios de Contepec, Senguío, Angangueo, Ocampo, Zitácuaro y Áporo, en Michoacán; y Temascaltepec, San Felipe del Progreso, Donato Guerra y Villa de Allende, en el Estado de México.
Por desgracia, desde la década pasada las poblaciones de mariposa Monarca han disminuido drásticamente en Norte América. En 2013 se registró la menor población en toda esa década, disminución que manifiesta el deterioro en la calidad del ambiente en enormes áreas del continente y que conlleva graves consecuencias ecológicas y económicas.
Edición 2017-2018
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Volumen : X
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Fecha : Noviembre, 2017
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